martes, 23 de octubre de 2012

Paco Elvira: “La fotografía ha perdido fuerza por el constante bombardeo al que estamos sometidos”

Paco Elvira no es como los demás. Ya desde que estudiaba otra carrera sabía que su destino estaba en la fotografía. Sus ojos se abrieron con los conflictos de estudiantes en el franquismo y desde entonces se ha consagrado como uno de los fotoperidistas españoles más importantes. Internet ha sido un buen lugar de acogida de sus trabajos y la docencia ahora ocupa buena parte de su tiempo, pero su esencia como profesional de cámara en mano que recorre los lugares más recónditos en busca de la imagen decisiva hacen de Paco Elvira una figura de gran talento y experiencia en el mundo de la fotografía.

Ana Ortega: Estudiaste Económicas y, sin embargo, has acabado siendo fotoperiodista. ¿Cuál fue el momento decisivo de ese cambio de perspectiva?

Paco Elvira: Yo iba estudiando Económicas y en el fondo iba pensado que eso no me gustaba, a mí lo que me gusta es hacer fotos. También, mientras iba estudiando Económicas se produjo el cambio político tan fuerte debido a la muerte de Franco. Yo ya había hecho fotos por mi cuenta y encontré que había oportunidades profesionales muy buenas para empezar a trabajar de fotógrafo. Echo de menos Económicas sólo para saber administras mis cuentas, cosa que no hago demasiado bien.

A.O. ¿Cuál es el reconocimiento más grande que puede recibir un fotógrafo que dedica su vida a la cobertura de conflictos?

P.E. Hay muchos reconocimientos. Creo que el reconocimiento más grande sería un premio como el World Press Photo que le acaban de dar a uno de mis compañeros, Samuel Aranda. Por otro lado, también es un orgullo como profesional lo que te dice la gente.



A.O. Se habla mucho de Robert Capa, de David Saymour y de otros muchos fotógrafos que vinieron a cubrir la guerra civil española, pero se menciona poco o nada a los fotoperiodistas españoles que también tuvieron una gran importancia durante el conflicto. ¿A qué puede ser debido?

P.E. Hay un fotoperiodista español que sí se menciona bastante que es Agustí Centelles, lo que pasa es que tuvo el reconocimiento cuando volvió aquí después de la muerte de Franco en el 75 con la maleta de sus negativos. Por eso, a pesar de la calidad extraordinaria de sus imágenes, no se le conocía tanto. Aparte de eso, había buenos fotógrafos españoles pero no tenían el material apropiado o se les confiscaban los negativos durante el régimen franquista, teniendo que apartarse de la profesión o emigrando a otros países.

También hay que tener en cuenta que Robert Capa, David Seymour o Gerda Taro estaban publicando en todas las revistas internacionales y eran muy conocidos. Pero para mí los más importantes fueron Capa y Centelles.

A.O. ¿Cómo se gana un fotoperiodista la confianza de personas que están sufriendo a causa de un conflicto sin que le perciban como una amenaza?

P.E. La verdad es que en muchos sitios la gente está agradecida y se abre mucho porque ve que tú eres sus ojos, que vas a transmitir su sufrimiento al resto del mundo. Por tanto, hay una dicotomía, por un lado, entre el papel del fotoperiodista como transmisor del sufrimiento de las víctimas y, por el otro, es el blanco de los represores.

Fotografía de la serie Misión en Kabul

A.O. ¿Cuál crees que es la función social de un fotógrafo especializado en la cobertura de conflictos armados?

P.E. La función social de los fotógrafos está cambiando en estos momentos difíciles para la prensa porque se ha primado mucho otros contenidos más frívolos para vender sus productos antes que fotografías que testimonien las desgracias e injusticias por las que pasan las personas.

A.O. ¿Cómo puede un fotoperiodista que ha visto las peores barbaries de una guerra tener ganas de levantarse al día siguiente para seguir realizando su trabajo?

P.E. A veces te afecta pero es en los conflictos donde encuentras las mejores virtudes del ser humano: solidaridad, valentía y demás y en el fondo esto te anima y te ayuda mucho.

A.O. Los fotógrafos que cubren los acontecimientos de conflicto arriesgan sus vidas para conseguir fotos decisivas pero muchas veces no son reconocidos por los medios o son escasamente pagados por su trabajo. ¿Qué piensas de la precariedad laboral que sufre el sector de la fotografía de guerra y del periodismo en general?

P.E. La precariedad de estas profesiones, que es muy grande, conlleva a que la gente esté mucho menos informada. Aparte de la crisis que es un cambio importante en el poder, nos encontramos en unos momentos difíciles de precariedad, despidos, reducción de salarios, etc. Lo que ocurre es que todo se está desplazando hacia Internet, donde hay proyectos muy interesantes pero todavía falta un asentamiento final. Por ejemplo, los blogs se han convertido en una herramienta esencial, primero porque es tuyo propio y puedes publicar lo que quieras. También un blog lo puede hacer cualquiera y no se necesita dinero para ello.

A.O. Además de fotoperiodista estás consagrado a la docencia. ¿Qué quieres enseñar a tus alumnos?

P.E. Ya soy un fotógrafo veterano y aprovecho mi experiencia para enseñársela a mis alumnos y siempre intento transmitirles mi pasión por la fotografía. Además, siempre recibo un feedback, una respuesta positiva de ellos porque soy una persona bien posicionada en redes sociales, blogs, plataformas diversas… y eso es posible al contacto con gente más joven que yo. No podría estar poco aislado entre viejas glorias sin estar en contacto con la realidad y con lo que se está haciendo ahora.

Imagen de Paco Elvira perteneciente a la serie Misión en Kabul

A.O. ¿Crees que la fotografía es una buena herramienta de denuncia y concienciación social o, por el contrario, crees que ya han perdido la fuerza testimonial que tenían en su origen?

P.E. Considero que ha perdido un poco debido al tremendo bombardeo de imágenes al que estamos expuestos. También por el espectáculo que se hace de lo visual.


A.O. Cuando los motivos que aparecen en el encuadre de tu cámara están relacionados con las guerras, ¿qué intentas resaltar de ellos?

P.E. Yo creo que esto es algo instintivo porque el fotoperiodista intenta buscar una imagen que represente muchas cosas. Entonces no se lleva una actitud predeterminada, sino que cuenta mucho la visión, la experiencia, la creencia de que esa va a ser la imagen decisiva.

A.O. ¿Por qué se elige normalmente el blanco y el negro en las fotografías de guerra?

P.E. Tiene un poder importante de simplificación que permite centrarse más en el conflicto. El color puede distraer un poco. Hay temas, como la fotografía de viajes, que sí admite mejor el color, y otros como las imágenes de guerra que el blanco y negro concentra más en lo que está pasando.

A.O. Tu serie fotográfica Misión en Kabul es un icono dentro de la fotografía de conflictos. ¿Cómo surge el proyecto y qué esperabas transmitir con ella?

P.E. Para mí este es un proyecto muy querido porque, en un momento en el que los medios ya empezaban a tener problemas, fue un trabajo personal que salió muy bien. La primera parte del proyecto es el reportaje llamado La Aldea de la Paz, título elegido por el mismo nombre que la organización con la que fui que hace misiones solidarias. Era un reportaje de vanguardia con el que se recaudaba dinero y fue muy bien porque creo recordar que se recaudaron unos veinticuatro mil euros.

La organización quedó muy contenta y les comenté que quería ir en otra de sus expediciones para buscar niños y estuve quince días en Kabul. Realmente fue impresionante ver las muestras de solidaridad y muchas veces estuvieron a punto de saltárseme las lágrimas. Además, tuve la oportunidad de ser uno de los primeros fotoperiodistas que pisaba Kabul poco después de la derrota de los talibanes. Todo era nuevo para la fotografía.


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