María José Ufarte Ruíz (Almería, 1983) es profesora interina en la Facultad de Comunicación de Sevilla. Su ámbito de estudio docente es el de los géneros periodísticos y las tecnologías aplicados a la comunicación social y recientemente ha publicado su tesis doctoral El periodista acosado: entre la precariedad y el mobbing. Un estudio de más de quinientas páginas que intenta dar una respuesta a la elevada desprotección que sufren los periodistas en su profesión, acotando el campo a la prensa en Almería y a los fotoperiodistas de guerra.
Gracias a este trabajo doctoral, dirigida por el también profesor Antonio López Hidalgo y que recibió la máxima nota, sobresaliente cum laude por unanimidad, María José Ufarte ahonda en la realidad laboral de los profesionales de la información y da cabida a numerosos autores especializados en este campo.
Ana Ortega. ¿Por qué elegiste la precariedad
laboral en los medios de comunicación como tema tu tesis doctoral?
María José Ufarte. Lo elegí porque en el tercer curso de la licenciatura Antonio López
publicó el libro El periodista en su
soledad. A su vez, Aurora Labio daba la asignatura
Riesgos en el periodismo, ya extinguida. A partir de ahí investigué esa
línea porque yo veía que había puntos que estaban sin resolver y le propuse a
Antonio López mi interés por estudiar ese ámbito y los dos profundizamos en ese
tema, especialmente en la prensa porque creo que la precariedad se agudiza más
en ese medio.
A.O. ¿Algún día lograremos una
igualdad de la mujer con respecto al hombre en cuanto a la recepción de
salario, a la valoración de sus cualidades profesionales o el respeto? Porque
parece que la evolución de la sociedad no es tanta en cuanto al rol de la mujer
en el mundo laboral.
M.J.U. Se camina hacia una inserción plena en materia de igualdad. Las mujeres
son muchos más numerosas en las facultades de comunicación y hay mayor presencia
de las mujeres en las redacciones que los hombres, pero hay diferencias
salariales y en las secciones apreciables. Existe un momento en la carrera de
la mujer que tiende a abandonar su profesión debido a las responsabilidades
familiares. Es lo que se llama el techo de cristal, esto es, una barrera
invisible que impide el acceso de la mujer a determinados cargos directivos.
El hecho de las mujeres corresponsales de guerra también es un factor
que hay que tener en cuenta, porque no se las mira de la misma forma que a los
hombres, las tratan peor en los países a los que va por el simple hecho de ser
mujer.
A.O. Tal y como venimos comprobando en el periodismo
actual la pretendida pluralidad informativa de la que tanto presumen los
códigos éticos de la profesión se sustituye mayoritariamente por fuentes
institucionales que transforman el periodismo en un espacio declarativo de intereses
y realidades sesgadas. ¿Por qué el periodismo ha decidido no luchar contra esta
corriente oficialista?
M.J.U. Hemos llegado a una mentalidad tan cómoda que sólo nos limitamos a
poner el micrófono delante y copiar y pegar lo que nos cuentan. También hemos
de ver la línea editorial de cada medio, pues no se puede luchar si un grupo
mediático pertenece a una u otra ideología. Los periodistas cobran tan poco y
son tan dilatados los horarios que no se esfuerzan por su trabajo, simplemente
reproducen lo que les llega, suprimiendo la calidad por la cantidad. Asimismo, muchos periodistas son amenazados y presionados por
investigar un determinado ámbito informativo, por lo que lo más fácil es transcribir
lo que dicen las fuentes.
A.O. La cobertura de conflictos
armados es uno de los aspectos de la profesión más delicados porque los reporteros
exponen sus vidas en las líneas de fuego y, aun así, están constantemente desamparados
por sus medios de comunicación. ¿A qué es debido?
M.J.U. Si la situación es complicada en un periódico, con un techo cubierto,
pero es para aquellos profesionales que desempeñan su trabajo en conflictos
armados. Lo que sucede es que muchos periodistas que cubren guerras carecen de
contratos laborales con sus medios y, de esta forma, no hay garantías de ningún
tipo a la hora de responder por ellos.
A.O. ¿Consideras que alguna vez ha
existido ese Cuarto Poder como sinónimo de defensa de los ciudadanos, lucha
contra los abusos de los poderes y búsqueda del rigor y la transparencia
informativa?
M.J.U. Yo creo que sí ha existido y espero que algún día se vuelva a retomar
porque en estos momentos el periodismo está cayendo en picado, aunque no se
sabe en qué año exacto.
A.O. En uno de los epígrafes de tu
tesis doctoral te haces la pregunta de si sirve para algo el título de
periodista. ¿Cuál es tu respuesta tras haber confrontado distintos pareceres de
autores como los que recoges en tu trabajo doctoral?
M.J.U. Bajo mi punto de vista es necesario pero en la práctica nadie lo pide
para nada. Vale tu palabra. Es necesario porque existe mucho intrusismo en esta
profesión. Estoy de acuerdo en que el bagaje profesional es necesario, pero el
título también porque el aprendizaje académico es fundamental.
A.O. ¿Alguna vez superaremos esta
crisis de identidad del periodismo y veremos una profunda transformación en la
que el ciudadano deje de ser un ente pasivo y acrítico para tener personas
concienciadas, reflexivas y que no busquen simplemente el infoentretenimiento?
M.J.U. El llamado Periodismo 3.0. está permitiendo nuevas fuentes de información
a través de las wikis, los blogs, las plataformas sociales…, favoreciendo la
pluralidad y la retroalimentación de los ciudadanos. Se trata de un periodismo
más abierto y más interactivo en la que el público empieza a ser una parte
activa del mensaje informativo, participando en la elaboración de esas cadenas
informativas.
A.O. Afirmas que el periodismo es una
profesión de corta edad ¿En qué sentido te refieres, a la jubilación anticipada
por el estrés que también estudias en tu proyecto doctoral o por el alto índice
de jóvenes presentes en las redacciones, aunque sea en unas pobres condiciones
laborales?
M.J.U. Los periodistas recurren a otras formas de ganarse la vida más cómoda
en algún momento por el estrés que sufren, los horarios maratonianos ante el
ordenador o los salarios tan bajos. Es una profesión con un alto índice de insatisfacción
laboral y los periodistas veteranos están tan asfixiados que optan por la vida
en gabinetes o por proyectos empresariales propios. Por esto mantengo que es
una profesión de corta edad.
Fuentes: María José Ufarte, tesis doctoral El periodista acosado, Actas IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social (La situación laboral del periodista como factor condicionante de la calidad informativa, Diciembre 2012), XVIII Congreso de la SEP (Mapa de riesgos para el periodista digital emprendedor, junto con Ángeles Fernández Barrero).
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